El sistema preventivo de Don Bosco sigue vivo en el siglo XXI, ofreciendo a los jóvenes un refugio en tiempos de incertidumbre. Este enfoque educativo, basado en razón, religión y amor, busca formar jóvenes libres y responsables, adaptando las experiencias tradicionales a contextos actuales y promoviendo la trascendencia como fuente de sentido. A través del afecto y la paciencia, el sistema fomenta relaciones genuinas y ayuda a construir un hogar donde los jóvenes encuentren apoyo y esperanza.