Migraciones en Canarias: un desafío humano y pastoral para la Iglesia

14 de mayo de 2025
La Iglesia en Canarias responde al reto de las migraciones con acogida, integración y trabajo en red. Una mirada pastoral desde la esperanza activa.

Migraciones en Canarias: Un Desafío Humano y Pastoral

El reto de la acogida e integración en la Iglesia

Cuando abordamos el tema de las migraciones en Canarias, es importante hacerlo con una mirada amplia, ya que el fenómeno es más complejo de lo que reflejan los titulares en los medios de comunicación. Nuestras islas han sido, desde hace años, una comunidad receptora de personas de diversas procedencias. Además de quienes llegan desde el continente europeo, la mayor presencia migratoria en nuestro territorio proviene, principalmente, de países del continente americano con los que compartimos lazos históricos y culturales.

El proceso de acogida y los desafíos de la inclusión

La integración de estas personas en nuestra sociedad ha transcurrido con cierta normalidad, aunque no sin dificultades. En muchos casos, aunque llegan con visado de turista, pronto se encuentran en situación administrativa irregular y en una gran vulnerabilidad. Desde las Cáritas parroquiales y otras iniciativas de pastoral social, se trabaja en la cobertura de sus necesidades básicas, formación y promoción, facilitando su integración.

Es importante resaltar la riqueza que supone para nuestras comunidades cristianas la incorporación de estas personas. Llegan con su fe, su experiencia de compromiso y un gran aporte a la vida comunitaria.

Canarias, un punto clave en las rutas migratorias

Nuestra ubicación geográfica, como territorio más al sur de Europa, ha convertido a Canarias en un punto clave en las rutas migratorias. Para muchas personas del continente africano, las islas representan una puerta de entrada a Europa, donde buscan cumplir su sueño de un futuro mejor. Paradójicamente, aunque estamos próximos a la costa noroccidental africana, seguimos estando lejos del territorio continental europeo.

Durante el año 2024, 46.843 personas llegaron al archipiélago por vía marítima a través de la conocida «ruta canaria», considerada una de las más mortíferas del planeta. Según el informe de la ONG Caminando Fronteras, en ese mismo año 9.757 personas fallecieron en el intento. ¿Cómo ser indiferentes ante esta tragedia? ¿Cómo no sentirnos interpelados? Para la comunidad cristiana, es imposible ignorarlo.

 

La respuesta de la Iglesia ante la crisis migratoria

En las dos diócesis canarias se ha tomado conciencia de esta realidad, y han surgido respuestas de apoyo lideradas por congregaciones religiosas, fundaciones vinculadas a la pastoral social, Cáritas Diocesanas y Delegaciones de Migraciones.

Estas iniciativas responden al llamado del Papa Francisco en la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado de 2018, cuya invitación sigue vigente: «Acoger, proteger, promover e integrar» a los migrantes y refugiados.

Cada proyecto que se desarrolla busca ofrecer espacios de acogida, formación y acompañamiento en su proceso de integración. Sin embargo, en la mayoría de los casos, Canarias no es el destino final de estas personas. Sobre todo en el caso de los adultos, las islas son un lugar de tránsito hacia la Península o Europa. La actuación de la Iglesia se centra muchas veces en aliviar y hacer más llevadero el peso de su duro trayecto migratorio.

El reto de los jóvenes migrantes no acompañados

Una realidad que preocupa profundamente es la de los jóvenes migrantes que llegan solos siendo menores de edad. La sociedad y la Iglesia tienen el deber de cuidar y acompañarlos en su transición a la vida adulta, garantizando los medios necesarios para su integración.

Actualmente, este es uno de los retos más importantes a nivel pastoral: ¿Cómo acompañamos esta realidad? ¿Cómo ofrecemos respuestas sostenibles y con garantías?

Diferentes entidades eclesiales han respondido con generosidad y valentía. Su labor es un signo para la sociedad canaria, mostrando que apostar por la integración de estos jóvenes es posible y necesario. No podemos permanecer impasibles mientras estos niños y niñas corren el riesgo de quedar desamparados al cumplir la mayoría de edad y ver truncado su futuro.

La importancia de trabajar en red y generar conciencia

Para dar una respuesta efectiva a la movilidad humana, la Iglesia debe trabajar en red. En este sentido, las mesas diocesanas de migraciones juegan un papel clave, permitiendo compartir información, coordinación y reflexión ante los retos que enfrentamos.

También es necesario tener un posicionamiento común frente a situaciones en las que se requiere denunciar injusticias y exigir a los poderes públicos el cumplimiento de sus compromisos como garantes de los derechos humanos.

Combatir los discursos de odio y fomentar una visión positiva

Como Iglesia, tenemos el reto de contrarrestar los mensajes de rechazo y xenofobia, así como los discursos de odio contra las personas migrantes que proliferan en redes sociales y medios de comunicación. Nos corresponde mostrar los aspectos positivos de la migración, compartir experiencias y testimonios que evidencien que una sociedad más intercultural es posible y enriquecedora.

La migración no es una amenaza, sino una oportunidad para crecer juntos en humanidad y fraternidad.

Jesús Alberto González Concepción
Delegado de Migraciones – Diócesis Nivariense

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