La Iglesia en España ante el Desafío de las Migraciones

20 de febrero de 2025
La Iglesia en España responde al desafío migratorio con una pastoral de acogida e integración. En la sección En Iglesia, analizamos el documento 'Comunidades Acogedoras y Misioneras' y su impacto.

La Iglesia en España ante el Desafío de las Migraciones

La Conferencia Episcopal Española (CEE) presentó el año pasado un documento titulado «Comunidades Acogedoras y Misioneras. Identidad y marco de la pastoral con migrantes». Este texto, aprobado en la Asamblea Plenaria de marzo de 2024 y presentado públicamente el 6 de mayo, actualiza la identidad y el marco de referencia de la pastoral con personas migrantes, ofreciendo claves para afrontar los desafíos del futuro desde una perspectiva de acogida, integración y misión.

El documento, redactado por el Departamento de Migraciones de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad Humana, se enmarca en un contexto social y eclesial marcado por la creciente diversidad cultural y religiosa. Con una estructura dividida en cinco capítulos, la exhortación busca no solo analizar la realidad migratoria en España, sino también proponer una pastoral transversal que integre a las personas migrantes en la vida de la Iglesia y la sociedad. Se trata de un texto de gran relevancia para la entidades de Iglesia que trabajamos en el ámbito social pues nos ayuda a posicionarnos y trabaja claramente la dimensión pastoral. 

El Contexto migratorio en España

España es un país profundamente transformado por las migraciones. Según los datos recogidos en el documento, una de cada cinco personas que residen en el país es de origen migrante. Esta realidad ha modificado la estructura demográfica, social y cultural del país, y con ella, la de las diócesis, parroquias y comunidades eclesiales. Los migrantes no solo han contribuido a paliar el invierno demográfico, sino que también han enriquecido la sociedad con su trabajo, su cultura y su fe.

Sin embargo, el arraigo de la población migrante no se corresponde con una equiparación socioeconómica. Las personas migrantes sufren mayores índices de desempleo, subempleo y vulnerabilidad social. Frente a esta realidad, la Iglesia se siente llamada a ser un espacio de acogida y promoción integral, donde la diversidad no sea un obstáculo, sino una oportunidad para crecer en fraternidad y solidaridad.

Vivir la catolicidad: Una Iglesia que acoge y enriquece

El segundo capítulo del documento, titulado «Vivir la catolicidad», subraya la valiosa aportación de las personas migrantes a la sociedad y a la Iglesia. Desde una mirada creyente, se reconoce que los migrantes no solo aportan su trabajo para el desarrollo del país de acogida, sino que también nos ofrecen la oportunidad de crecer como personas y como comunidad cristiana.

La presencia de los migrantes nos recuerda valores esenciales como la perseverancia, la austeridad, la alegría y el sacrificio. Además, su experiencia de fe puede acercarnos a Dios, haciendo que términos como «liberación», «éxodo» o «pobres» cobren nueva actualidad y fuerza. En este sentido, la migración se convierte en un desafío y una oportunidad para la Iglesia, que está llamada a ser una fraternidad que ilumine el camino hacia la unidad de los pueblos diversos.

El documento propone unos criterios de acción basados en el derecho a no tener que migrar, el derecho a migrar y a la ciudadanía mundial, la necesidad de una autoridad mundial que regule las migraciones con justicia, y el horizonte de la cultura del encuentro. Estos principios buscan guiar la acción pastoral hacia una integración que respete la identidad de cada persona y promueva la convivencia en la diversidad.

Orientaciones para la conversión personal y pastoral

La exhortación invita a una conversión personal y pastoral que permita a la Iglesia ser verdaderamente acogedora y misionera. Esta conversión implica vivir la hospitalidad como principio de humanización y salir de las zonas de comodidad para ir al encuentro de los más vulnerables.

El documento destaca la importancia de la creatividad pastoral, que debe imaginar nuevos espacios de encuentro y oración, así como promover la participación activa de las personas migrantes en la vida de la comunidad cristiana. Las delegaciones y secretariados diocesanos tienen un papel clave en este proceso, ya que deben fomentar la acogida, el acompañamiento y la integración de los migrantes en la vida pastoral y social.

Claves de transformación: De una pastoral «Para» a una pastoral «Con»

Uno de los aspectos más innovadores del documento es su propuesta de pasar de una pastoral «para» los migrantes a una pastoral «con» los migrantes. Esto implica iniciar procesos de escucha activa, adecuación y transformación de las comunidades para que sean verdaderamente acogedoras y misioneras.

La acogida no se limita a dar la bienvenida, sino que debe extraer consecuencias del enriquecimiento mutuo entre quienes acogen y son acogidos. El diálogo ecuménico e interreligioso también juega un papel fundamental en esta pastoral, promoviendo la convivencia, el respeto y el caminar juntos desde la cultura del encuentro.

Propuestas y Buenas Prácticas

El documento concluye con un conjunto de propuestas y buenas prácticas para construir comunidades acogedoras y hospitalarias. Entre ellas, se destacan:

  • Coordinación y trabajo en red: Fomentar la misión compartida y el trabajo en red entre las diferentes entidades eclesiales y sociales.
  • Formación: Capacitar a seminaristas, presbíteros y laicos para servir en una Iglesia cada vez más sinodal y diversa.
  • Participación activa: Involucrar a las personas migrantes en los consejos pastorales y en cualquier organismo o responsabilidad pastoral.
  • Narraciones positivas: Promover relatos que destaquen la aportación positiva de los migrantes en los ámbitos educativo, mediático y formativo.
  • Integración de los niños y las niñas migrantes: Desarrollar programas eficaces para la integración de los menores migrantes, especialmente en situaciones de vulnerabilidad.

Conclusión: Una Iglesia en salida

La Exhortación Pastoral «Comunidades Acogedoras y Misioneras» es una llamada a la conversión y a la acción. En un mundo marcado por las migraciones, la Iglesia en España se siente interpelada a ser un espacio de acogida, integración y misión. Como bien señala el documento, «o somos una Iglesia acogedora y misionera, o no seremos».

Este texto no solo actualiza la reflexión teológico-pastoral sobre las migraciones, sino que también ofrece herramientas concretas para construir comunidades donde «cabemos todos». En un contexto de diversidad creciente, la Iglesia está llamada a ser signo de fraternidad y esperanza, anunciando con su vida y su acción la alegría del Evangelio.

En definitiva, la exhortación es una invitación a caminar juntos, acogiendo la diversidad como un don y trabajando por un futuro común donde todos, migrantes y autóctonos, puedan sentirse en casa. Como bien expresa el documento, «la integración, que no asimilación, de las personas migradas en la Iglesia es uno de los signos de los tiempos eclesiales más claros«. Y es en este signo donde la Iglesia encuentra su misión más urgente y esperanzadora.

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