PROGRAMA ACOGIDA COMUNITARIA
Parroquia San Juan de Ortega – Burgos
Fco. Javier Gª Cadiñanos
10 de diciembre de 2024
Origen del proyecto
La iniciativa surge tras la marcha del anterior inquilino del piso parroquial. Al quedar disponible, desde Pastoral de Migraciones nos proponen ser una Parroquia de Acogida Temporal. Tras estudiar la propuesta en la Pequeña Comunidad (nuestro Consejo de Pastoral), se aprueba el proyecto, en línea con nuestra vocación de servicio.
Se establecen dos condiciones:
- Que sea acogido por la comunidad.
- Que no genere coste económico.
Durante la Cuaresma, se presenta el proyecto en eucaristías y reuniones. Se forma un equipo de voluntariado con el grupo de Cáritas, recibiendo formación sobre la realidad migratoria y la actitud cristiana ante ella. La casa es revisada y equipada con lo necesario gracias a Cáritas y Atalaya.
Llegada de los nuevos residentes
El 19 de abril de 2024 recibimos a Berrabah, Amssayef y Musa. Tras una breve presentación, firmamos un acuerdo hasta el 31 de julio. Al ver el piso, deciden quedarse de inmediato. Las voluntarias los acompañan en sus primeras compras y a conocer el barrio.
El objetivo principal del proyecto es facilitar su inclusión y convivencia con el vecindario, fomentando la socialización.
Inclusión en la comunidad
Participaron en la Convivencia de Primavera, donde hicieron un gran esfuerzo por incluirse pese a las dificultades del idioma. Esto les permitió generar vínculos y empezar a ser reconocidos en el barrio.
Para reforzar esta integración, organizamos encuentros semanales llamados Conversaciones, donde interactúan con feligreses para mejorar su español y fortalecer lazos comunitarios.
De forma espontánea, surgieron otras actividades:
- Partidos de fútbol los jueves en las pistas del barrio.
- Un fin de semana con una familia en la costa.
- Encuentros para tomar café o pasear.
- Participación en la cena de la asamblea de fin de curso.
En las fiestas del barrio, San Cristóbal, los invitamos al Festival de las Naciones, promovido por la parroquia para integrar a los nuevos vecinos. Musa participó con un baile de su país, mientras que Berrabah, por nervios, no pudo actuar.
Verano: nuevas experiencias y retos
Durante el verano, el ritmo de encuentros disminuyó por las vacaciones. Sin embargo, tres personas de la comunidad continuaron con su enseñanza del español mediante clases prácticas en comercios, parques y la orilla del río. La experiencia fue muy enriquecedora y se mantuvo hasta octubre.
Mientras tanto, Berrabah comenzó a buscar trabajo y conoció a una chica. Al notar su ausencia en el piso, al renovar el acuerdo se le propuso dialogar con la trabajadora del proyecto. Finalmente, decidió abandonar el programa para dejar su plaza a alguien con mayores necesidades.
Por su parte, Musa trabajó en la recogida de patatas en Valladolid. Durante cuatro semanas realizó jornadas de diez horas diarias por 50 euros al día. Su agotamiento y frustración marcaron un nuevo desafío en su proceso de inclusión.
Un golpe duro: la pérdida de un ser querido
Cuando parecía que todo se estabilizaba, Musa recibió la noticia del fallecimiento de su madre, hospitalizada semanas antes. Esto generó en él un gran dolor. La comunidad le mostró su apoyo con mensajes, llamadas y encuentros.
Le propusimos una oración interreligiosa en su memoria, ya que es musulmán. Estamos a la espera de su decisión.
Avances y perspectivas
Actualmente, Amssayef y Musa continúan con sus Conversaciones semanales, combinándolas con clases de español, encuentros parroquiales, excursiones y partidos de fútbol. También participan en los Círculos de Silencio organizados en Gamonal por la Plataforma para los Refugiados.
Recientemente, organizaron una cena con los responsables diocesanos del programa, compartiendo una experiencia enriquecedora tanto a nivel culinario como humano.
Ambos se sienten como en casa. Han demostrado sus habilidades con pequeñas reparaciones y se alternan la limpieza del piso.
En la comunidad, nos planteamos vivir esta Navidad en clave de acogida, promoviendo iniciativas de hospitalidad con ellos y otros inmigrantes de nuestro entorno.
Este proceso nos ha permitido:
- Ampliar nuestra visión de la realidad migratoria.
- Ser un testimonio en el barrio.
- Conocer historias de vida reales.
- Fortalecer vínculos con sus protagonistas.
¡La comunión en la diversidad es posible!
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