Por Nieves Crespo
Etiopía es, sin duda, uno de los países africanos que mejor ha conservado su cultura semítica ancestral, conectado al reino de Axum y la historia bíblica de Salomón y la Reina de Saba; es un país genuino que nunca fue colonizado. Etiopía es, al mismo tiempo, un país azotado periódicamente por las sequías y hambrunas que terminan con la vida de miles de personas, sobre todo de niños y niñas. Etiopía es, en este momento, uno de los países africanos con un crecimiento económico vertiginoso que está generando una inestabilidad política y social no conocida en las últimas décadas.
En medio de este escenario, a 162 kilómetros de su capital Addis Ababa, se encuentra nuestra misión de Zway donde, durante más de 20 años, las hermanas salesianas hemos creado un oasis para los más pobres, una escuela que cambia la vida. Una misión que abre sus puertas a los niños desnutridos de la zona y salva su vida; una misión que ofrece una educación de calidad a más de 1600 niños de Infantil, Primaria y Secundaria; una misión que, a través de la Formación profesional —en el campo de la Informática y la Moda— cambia la vida de los jóvenes que en su mayoría encuentran un trabajo o crean su propio negocio al acabar sus estudios.
Mary Help College sigue siendo una apuesta por una educación de calidad centrada en las competencias del siglo XXI que África necesita. Con unos 400 alumnos, seguimos cambiando la vida de los jóvenes, especialmente las chicas más vulnerables que, sin nuestra escuela profesional estarían abocadas a un futuro incierto que, tantas veces, pasa por la experiencia de calle, explotación y abuso.
Quiero compartir con los lectores de la revista En la Calle la historia de algunas jóvenes con las que comparto la vida, de las que cambio el nombre por respeto a su privacidad.
Sara es huérfana de padre y la menor de 3 hermanos, su madre trabaja en la limpieza. A Sara la conozco desde que tenía 4 años cuando entró en nuestra escuela infantil. Durante 12 años se ha educado en nuestra escuela gracias a un apadrinamiento. Al acabar la secundaria decidió estudiar Moda en Mary Help College y, para poder pagar los estudios, le hemos proporcionado trabajo en el taller de costura durante los tres años. En el mes de agosto aprobó el examen estatal y hace apenas dos semanas ha encontrado trabajo como profesora de moda en una academia de la capital, Addis Ababa… Sara ya tiene en sus manos un trabajo que cambia, también, su realidad familiar.
Tesfaynesh es una joven de 24 años. Llegó a nuestro centro hace 3 años huérfana y sin hermanos. Tesfaynesh estudiaba por las noches porque durante el día servía en una casa para poder vivir. Una muchacha que llegó desmotivada después de haber pasado por diversas situaciones complicadas en su vida. A Tesfaynesh la hemos visto recobrar la esperanza y convertirse en forjadora de su propio futuro. Ha cambiado hasta en el modo de vestir y de presentarse; está muy contenta con el futuro profesional elegido y, en estos momentos gracias a la ayuda de un proyecto, ha comenzado su propio negocio de moda. Tesfaynesh ya tiene un futuro y está entusiasmada buscando modos de hacer crecer su propio pequeño negocio.
Y como la historia de Sara y Tesfaynesh tenemos tantas que contar. Vidas cambiadas a través de una escuela profesional de calidad que, además de las competencias profesionales ofrece a los jóvenes, de modo especial a las chicas, un futuro que las hace protagonistas de su propia vida.