Cuando la DANA golpeó la zona de Valencia el pasado octubre, no solo dejó tras de sí inundaciones, barro y caos, sino también una ola de solidaridad que sacudió corazones y movilizó a miles de personas. Entre ellas jóvenes que se lanzaron a ayudar, demostrando que el espíritu de servicio sigue vivo y que hay esperanza.
En este texto recogemos las voces de varias personas voluntarias que estuvieron allí, manos a la obra, trabajando en las labores de emergencia. Sus testimonios destacan no solo la magnitud de las consecuencias, sino también el impacto positivo de la juventud y de tantas personas que, desinteresadamente, se desplazaron hasta el lugar para sumar esfuerzos.
Lo especial de estas historias es que muchas de ellas vienen del ámbito salesiano y de la Iglesia, donde valores como el servicio y el compromiso con los demás son más que palabras, son una forma de vida. Aquí, estas nos cuentan cómo vivieron aquellos días y lo que se llevaron de esa experiencia. Porque, al final, en medio del barro y el caos, también se siembra esperanza.
Andrea Beltrán Plasencia
COORDINADORA GENERAL Animadora | Centro Juvenil Amics - Valencia
Andrea, coordinadora y animadora del Centro Juvenil Amics, en Valencia, estuvo en primera línea durante las labores de emergencia tras la DANA. Desde su implicación en la obra salesiana, trabajó de forma coordinada con otros voluntarios para responder a las necesidades más urgentes. Su experiencia refleja el compromiso y la solidaridad que surgieron desde el ámbito salesiano en aquellos días de dificultad.
Creo que nadie se podría haber imaginado que esta situación se iba a dar a unos pocos kilómetros de casa, en nuestra bonita Valencia.
Frente al caos que reinaba esa primera semana, nuestra Obra Salesiana de San Antonio Abad buscó actuar de manera ordenada para facilitar una ayuda real y eficaz. Desde el Centro Juvenil Amics, respaldados por la Federación Don Bosco, nos unimos a otras asociaciones juveniles de ocio en el tiempo libre, vinculadas con el CVJ, con las que hemos estado colaborando mano a mano para llevar a cabo acciones de limpieza, organización, reparto de alimentos… que se han podido realizar gracias a nuestros equipos de animadores/as, personas formadas para trabajar en equipo y comprometidas con el servicio a los demás.
Hace un par de semanas reanudamos las actividades en nuestro CJ para seguir siendo un espacio de acogida y seguro para nuestros jóvenes y niños y niñas. Ojalá nuestra labor de cada sábado se pueda trasladar también a aquellos lugares donde hoy hay oscuridad, que consigamos llevar algo de luz con nuestras actividades y mantener “siempre alegres” y llenos de esperanza los corazones de los más pequeños.
Desde Producciones Assisi, nos comparten una historia inspiradora: los miembros del Coro de la Alegría dejaron por unos días sus canciones para convertirse en voluntarios. Con las manos llenas de barro en lugar de partituras, llevaron esperanza y apoyo a quienes más sufrieron las consecuencias de la DANA. Ahora, en primera persona, nos cuentan cómo vivieron esta experiencia que les permitió transformar su música en actos de solidaridad.
Una de las últimas producciones destacadas de Assisi Producciones es el Coro de la Alegría, un proyecto que reúne a 85 cantantes para llevar la música en vivo a quien nos pueda necesitar. Más allá de su impecable calidad artística, lo que hace única a esta iniciativa es su compromiso con la solidaridad: todos los beneficios generados por las actuaciones del Coro de la Alegría son destinados a apoyar proyectos sociales y de voluntariado.
Este coro surgió en el seno de la Obra salesiana San Juan Bosco de Valencia y lo que nos une es nuestro amor por la música y el convencimiento de que, si queremos vivir el Evangelio de Jesús, hemos de comprometernos en la lucha por un mundo más justo y fraterno. Dicen que cuando estás donde debes estar el alma sonríe, pues el alma nos sonríe en cada ensayo, en cada actuación.
Cada año preparamos un concierto, elegimos una causa y ponemos nuestras voces a su servicio montando conciertos solidarios.
Sin embargo, hace unos días una tragedia asoló nuestra tierra valenciana. Las inundaciones por la Dana han dejado miles de damnificados y más de 200 víctimas mortales. Con el ánimo de ayudar y arrimar el hombro en estos momentos tan difíciles nació el voluntariado de El coro de la Alegría que ha surgido al ver la necesidad del hermano, al ver su desamparo.
¿Cómo no estremecerse ante lo que está ocurriendo? ¿Cómo no ayudar a los que están desamparados? No podía ser de otra manera. Nos hemos movido desde el corazón, con toda nuestra energía a ayudar a quitar barro, recogiendo y aportando material, con mucho cariño y algún fuerte abrazo…porque la sonrisa y el amor son necesarios y de eso tenemos mucho.
Ponemos en contacto donaciones que nos ofrecen con necesidades concretas, localizamos casos a los que no llega la ayuda y le atendemos…hacemos lo que podemos con el apoyo de amigos que nos ceden un local o ayudan a transportar con sus camiones o furgonetas… Algemesí, Albal, Ribarroja, Catarroja, Aldaia son algunas de las poblaciones en las que hemos asistido de manera diversa a las personas afectadas.
Ahora tenemos en marcha una campaña de recogida de material para aulas de infantil que se han quedado sin nada. El agua y el barro se lo han llevado todo. En breve quieren abrir sus puertas para atender a los niños que están sufriendo y mucho las consecuencias de este desastre.
No son cosas extraordinarias, pero las hacemos todos los días, porque hay mucha gente desolada y deben saber que nosotros no vamos a parar.
Nos gusta decir que, en el fondo, somos personas cuidando de personas…
Además, el próximo 20 de diciembre volveremos a prestar nuestras voces y participaremos en un concierto solidario organizado por Assisi producciones junto a una docena de artistas locales.
Estamos comprobando que el mundo está lleno de gente con ganas de mejorarlo; estamos viviendo la desolación, pero también la esperanza de una humanidad que se moviliza ante la tragedia de su vecino. Seguiremos cantando, barriendo, recogiendo lodo, dinero o juguetes mientras sea necesario y siempre creyendo y luchando por un mundo mejor.
Mara Lerma
Miembro del equipo de La Coordinadora Estatal de Plataformas Sociales Salesianas
Mara, psicóloga de formación, es parte del equipo CEPSS desde hace dos meses. Ella fue una de las voluntarias que se desplazó desde Madrid a una de las zonas afectadas y compartió su tiempo un fin de semana, desde su experiencia vital le hemos pedido que aporte también en este texto.
El incidente de la DANA del 29 de octubre de 2024 en la Comunidad Valenciana generó un gran revuelo. Por un lado, político, con actuaciones y actitudes cuestionadas; por otro, social, con el mensaje viral en redes de “el pueblo salva al pueblo” que trajo consigo reflexiones y críticas. Mencionarlo aquí no es para polemizar, sino para aportar contexto a lo realmente importante: la movilización de la sociedad y, especialmente, del grupo joven.
¿Qué ha pasado con esto?
¿Qué sensaciones ha dejado este episodio en la sociedad, las familias, los cuerpos de seguridad y la política? ¿Y a nosotros, los jóvenes? Reflexionando entre voluntarios, compartíamos una impresión positiva: nos sentimos con la esperanza de que podíamos ser agentes de cambio, de que nuestros actos y esfuerzos, guiados por nuestros valores, pueden construir algo importante.
En este contexto, es clave analizar lo que significa esta movilización juvenil. En un tiempo en el que los jóvenes expresan sentirse desconectados de la política, que no se la creen, que no les representa, que no saben que estudiar, por dónde empezar, que dirección tomar…. Una juventud que traslada que por más que salen a manifestarse no escuchan su voz, no encuentran acción en la que creer y con la que crecer. Con esta situación los jóvenes han salido al barro y han cambiado cosas.
Esta reflexión sencilla abre la puerta a muchas otras. Lo esencial es que la sociedad, incluida la juventud, tome conciencia del potencial de estas acciones. En psicología hablamos del poder del grupo, la sociedad, de cómo nos vamos definiendo en ella, literalmente, nos damos forma. Aquí, los jóvenes han actuado proponiendo una forma y se les ha visto.