Por: Jota Llorente
Jean-Marie Petitclerc, bien conocido por nuestros lectores habituales, es un sacerdote salesiano, educador y experto en psicopedagogía. Nació en 1953 y comenzó su carrera profesional como ingeniero tras haberse formado en la prestigiosa Escuela Politécnica de París. Sin embargo, su vocación religiosa lo llevó a unirse a la Congregación Salesiana, fundada por San Juan Bosco, con la misión de proteger a los jóvenes en situaciones vulnerables. A lo largo de su vida, Petitclerc ha dedicado sus esfuerzos a la reintegración social de adolescentes en riesgo, particularmente con jóvenes migrantes, ofreciendo educación, apoyo psicológico y oportunidades laborales.
Su papel como fundador y coordinador de la Red Don Bosco Acción Social (DBAS) lo ha consolidado como un referente en la defensa de los derechos de los jóvenes migrantes, siempre enfocándose en soluciones integradoras, lejos de los discursos de odio que buscan criminalizar a estos jóvenes.
La criminalización de los Menores no Acompañados en el debate público
El creciente discurso político que asocia a los menores no acompañados con la delincuencia ha ganado fuerza en los últimos años, especialmente en Europa. En países como Francia —y más aún tras las elecciones del pasado verano—, la percepción pública de la infancia no acompañada (MENA) ha sido objeto de distorsión, alimentada por declaraciones que los vinculan de manera injusta con problemas de seguridad.
El término «MENA» ha adquirido una connotación negativa en el debate público, sobre todo en contextos políticos y mediáticos que buscan culpar a estas personas de ser responsables de la delincuencia juvenil. Esto ha generado un clima de desconfianza hacia estos jóvenes, que, según cifras y análisis, es infundado.
El Padre Jean-Marie Petitclerc, con su amplia experiencia en la acogida y apoyo de estos jóvenes, se opone firmemente a esta narrativa. A través de su trabajo, desafía la idea de que los menores no acompañados representen una amenaza para la sociedad.
Experiencia en el Terreno: la realidad detrás de los no acompañados
Como coordinador de Don Bosco Acción Social, Petitclerc dirige una red de centros de acogida que recibe a miles de jóvenes no acompañados en toda Francia. Su enfoque se basa en ofrecerles apoyo educativo, profesional y emocional, lo que ha resultado en un proceso de integración exitoso para la mayoría de ellos. El padre Petitclerc destaca que los jóvenes a los que asisten en estos centros son, ante todo, adolescentes en riesgo, y no delincuentes. Llegan a Europa huyendo de guerras, pobreza extrema o situaciones de violencia, y su único objetivo es construir una vida mejor.
Uno de los puntos más emotivos del trabajo de Petitclerc es la forma en que escucha los testimonios de estos jóvenes, quienes narran con humildad sus experiencias traumáticas, como la pérdida de compañeros en su travesía por el desierto y el Mediterráneo. Estos relatos no solo muestran la valentía de estos migrantes no acompañados, sino que evidencian su deseo de integrarse y contribuir positivamente a la sociedad que los acoge.
El Modelo Educativo Salesiano: confianza, esperanza y alianza
El enfoque pedagógico de Don Bosco, en el que Petitclerc basa su trabajo, se articula en torno a tres pilares fundamentales: la confianza, la esperanza y la alianza. Estos principios forman la base de las relaciones que los equipos educativos establecen con los jóvenes migrantes en los centros de acogida.
- Confianza: Los equipos educativos trabajan para construir una relación de confianza con los jóvenes, crucial para que puedan superar los traumas y dificultades que han enfrentado.
- Esperanza: Se les ofrece una perspectiva de futuro, ayudándoles a ver posibilidades donde antes solo había desesperanza.
- Alianza: El trabajo en red con otras instituciones y la implicación comunitaria son fundamentales para lograr una integración exitosa.
Estos pilares no solo benefician a los jóvenes a nivel personal, sino que también repercuten positivamente en la sociedad en su conjunto.
Resultados tangibles: un modelo de éxito
Los datos obtenidos por DBAS reflejan el impacto positivo que estos programas tienen en los jóvenes migrantes no acompañados. De los que han pasado por los centros salesianos, el 88% ha firmado un contrato de trabajo tras completar su formación, lo que evidencia el éxito del modelo de integración laboral. Asimismo, el 80% ha logrado obtener una solución de vivienda permanente, lo que les permite estabilizarse y construir una vida en su nuevo entorno.
Por otro lado, el porcentaje de jóvenes involucrados en incidentes delictivos es extremadamente bajo, menos del 1%, lo que desmiente categóricamente la percepción de que representan un peligro para la seguridad pública. Estos resultados muestran que, cuando se les brinda apoyo y oportunidades, los jóvenes migrantes se convierten en un recurso valioso para la sociedad, contribuyendo activamente a ella.
Rompiendo estereotipos y promoviendo la solidaridad
El mensaje central del Padre Jean-Marie Petitclerc es claro: los jóvenes migrantes no acompañados no deben ser vistos como un problema, sino como una oportunidad. Las cifras y los testimonios de los jóvenes que han sido ayudados demuestran que, con el apoyo adecuado, pueden integrarse con éxito en la sociedad. Su enfoque, centrado en la educación y el respeto por los derechos fundamentales de los adolescentes, es un modelo a seguir.
Petitclerc hace un llamamiento a la sociedad para que no caiga en la trampa del discurso del miedo y la criminalización. En lugar de ver a estos jóvenes como una amenaza, deberíamos reconocer su potencial y trabajar colectivamente para facilitar su integración.
Don Bosco Acción Social: una red comprometida con la inclusión
Don Bosco Acción Social, la organización que dirige Jean-Marie Petitclerc, tiene una misión clara: proporcionar apoyo integral a jóvenes en situación de riesgo. Con más de 10 centros en distintas regiones de Francia, la red salesiana ofrece programas educativos y de formación profesional que permiten a los jóvenes construir un futuro.
Los equipos de Don Bosco no solo se centran en la educación formal, sino también en la inclusión social de los adolescentes, fomentando su participación en actividades comunitarias, deportivas y culturales. Este enfoque multidimensional ha demostrado ser clave para una integración exitosa.
La esperanza en el futuro
El trabajo del Padre Jean-Marie Petitclerc y de DBAS es un ejemplo inspirador de cómo la solidaridad, el respeto por los derechos humanos y el compromiso educativo pueden transformar la vida de los jóvenes en riesgo. Los migrantes no acompañados, lejos de ser una carga o una amenaza, son una fuente de esperanza para el futuro, siempre y cuando se les ofrezcan las oportunidades necesarias para integrarse en la sociedad.
El mensaje de Petitclerc nos recuerda que la verdadera fortaleza de una sociedad no radica en la exclusión o el miedo, sino en la capacidad de acoger y acompañar a las personas más vulnerables en su camino hacia un futuro mejor.