Por: Fresia Méndez,
Comunicación Pinardi
Moussa Koné es un joven del proyecto Garelli-Refugio, impulsado por Pinardi BoscoSocial, una de las entidades miembro de la Coordinadora Estatal de Plataformas Sociales Salesianas. El año pasado participó en la primera Unity Euro Cup, celebrada en Franfurk, Alemania, y actualmente, sigue formando parte de la Selección Nacional de Refugiados. Junto a sus compañeros de equipo está entrenando para el próximo torneo en Nyon, Suiza. A través de Moussa, podremos conocer en primera persona, la importancia que ha tenido el deporte en la vida de los integrantes de esta selección:
Cuéntanos, ¿Cómo se dio la oportunidad de jugar en la selección?
El fútbol era algo que jugábamos entre amigos y en Pinardi BoscoSocial, de vez en cuando teníamos uno que otro partido amistoso, no me imaginaba nunca que algún día fuéramos a formar parte de una selección. En el actual equipo somos de diferentes países y de diferentes casas de acogida, nos han ido convocando por etapas, tenían que ver las edades, los países, los horarios de entrenamiento, si cumplíamos los requisitos para poder participar y viajar, y obvio, que nos gustara jugar al fútbol.
¿Cómo te comunicas con tus compañeros y compañeras de equipo hablando idiomas tan distintos?
A veces es difícil hablar el mismo idioma, pero los futbolistas nos entendemos. Nos vale con una mirada. Tenemos frases cortas, gestos, una vez en la cancha todos somos iguales. Creo que en el deporte nos entendemos todos.
¿Qué te ha aportado esta experiencia?
Me lo ha dado todo, desde el año pasado —cuando fuimos a Alemania— mi vida ha cambiado muchísimo y creo que, para bien, recuerdo que los niños y niñas nos pidieron autógrafos saliendo del hotel. También he podido hacer nuevos amigos, nos han llevado a jugar a muchos lugares, nos han entrevistado, hecho fotos, diseñado uniformes… fuimos a conocer el museo de la selección y hemos participado en actividades en las que hemos podido visitar los grandes estadios y saludar a jugadores y jugadoras famosos.
¿Qué te dicen tus educadores sobre todo lo que has vivido desde que participaste en la Unity Euro Cup?
Noelia, ella me dice mucho que ahora soy famoso —sonríe— pero también que tengo que seguir adelante y esforzarme por estudiar y trabajar para tener un futuro. A mí me gustaría ser mecánico y poder tener mi taller, para eso estoy estudiando ahora.
¿Y qué tal van los entrenamientos para el próximo torneo en Suiza?
Los entrenamientos son muy temprano así que para poder participar en la selección hay que madrugar. Los educadores nos ayudan a tener una disciplina, a cumplir con un horario.
Llevamos entrenando desde octubre del año pasado todos los sábados, esta vez tenemos un mejor equipo. Vamos a hacerlo bien. Y el míster es muy bueno —explica Moussa refiriéndose a Jesús Paredes, quien entrena a la selección española de refugiados de la RFEF—.
Sabemos que también han podido comunicar un mensaje en contra del racismo y de la discriminación ¿Cómo ha sido para ti formar parte de esta iniciativa?
Hace poco nos invitaron al partido amistoso entre la selección de Brasil y la selección de España, salimos al campo portando una manta con un mensaje positivo, que todos somos iguales y con los mismos derechos. También fuimos a recoger un premio que le dieron a la selección en Barcelona, y allí también hablamos de la importancia de respetar los derechos de todas las personas sin importar su color de piel o de qué lugar vengan.
Nos puedes contar algo sobre tu país ¿Cómo era la vida allí?
En mi país había mucha violencia, los yihadistas asaltaban las aldeas y se llevaban a los jóvenes como yo para pelear por la fuerza. Me habían amenazado varias veces y por eso quise huir, no quería ser parte de eso, así que tuve que cruzar el país y subirme a una patera para poder venir hasta aquí.
¿Cómo fue tu llegada a España?
Llegué hace dos años y medio, recuerdo que fue después de muchos días de viaje y estaba cansado y desorientado. Para mí fue muy duro, no tenía dinero, ni amigos, ni familia, ningún apoyo. Yo llegué sin papeles y estaba confundido porque tampoco entendía bien lo que me decían en español.
Después me enviaron a una casa de acogida y allí estaba mejor porque me ayudaron a aprender el idioma, se preocuparon porque yo comiera bien, durmiera lo necesario y empezara a pensar en que podía hacer para salir adelante.
En Pinardi, los educadores me ayudaron con mis documentos y también me motivaron a practicar deporte —como me gustaba el fútbol— me preguntaron si quería participar en los entrenamientos con la Federación y dije que sí.
Y ahora cómo te sientes ¿Te gusta vivir aquí?
Sí, me siento mucho mejor. Siento que tengo más seguridad, que puedo tener un futuro, que tengo gente que me ayuda y se preocupa por mí. Estoy en un equipo de fútbol con mis amigos y estoy feliz porque puedo hacer lo que me gusta.