Ante la pregunta sobre qué pueden aportar los jóvenes de nuestras plataformas sociales salesianas como agentes de igualdad, ayudarse mutuamente y construir aprendizajes desde los diversos puntos de vista, a través de las diferentes experiencias y ejemplos de empoderamiento que nos rodean, puede ser un buen punto de partida para hablar de este proyecto.
Empoderamiento juvenil como Agentes de Igualdad se sostiene sobre el compromiso de sensibilizar y prevenir la violencia de género, y especialmente la violencia sexual, en adolescentes. Para ello, trabajar en espacios de grupos de iguales resulta fundamental, pues nos ayuda a hacer visible lo invisible, a través del intercambio de experiencias, ya sean positivas o negativas. Empoderando a estas personas jóvenes, en y desde estos espacios, permite que sean ellas mismas quienes reconozcan, denuncien y prevengan situaciones violentas, fortaleciendo la cohesión y la seguridad dentro del grupo para así contribuir a una cultura de igualdad y respeto.
Concretamente, este proyecto se organiza en torno a cuatro momentos claves en el año, que si bien diferenciados, no excluyentes entre sí. En primer lugar y junto con el equipo educativo que acompañará y formará parte de los mini equipos, se desarrolla una primera sesión de sensibilización, donde compartir y aprehender herramientas de prevención y sensibilización ante diferentes violencias, así como rescatar factores de protección en detrimento de los factores de riesgo que acompañan a nuestra población juvenil.
Posteriormente, el trabajo se desarrolla mediante mini equipos que, trabajando de la mano y desde la horizontalidad, realizarán el conjunto de actividades con igual grado de responsabilidad, ya sean equipos educativos o jóvenes adolescentes. Es fundamental enfatizar la importancia de trabajar conjuntamente con los y las jóvenes, reconociendo que, aunque seamos educador, educadora o figura de protección, también somos seres humanos que hemos vivido experiencias, tanto positivas como desagradables, que nos han llevado hasta donde estamos. A partir de entonces, se desarrollan los siguientes momentos clave del proyecto: formación online, encuentros presenciales y, sobre todo, experiencias vivenciales en Madrid, donde jóvenes y equipos educativos comparten las tareas realizadas hasta el momento. Además, es crucial educar a los y las jóvenes en conductas saludables y no violentas, promoviendo el respeto y la comprensión mutua. Por último, pero no menos importante, se destaca el momento en que los y las jóvenes diseñan, organizan y desarrollan cómo enseñarán a su grupo de iguales lo aprendido durante el proyecto, convirtiéndose así en verdaderos agentes de igualdad y favoreciendo iniciativas y espacios igualitarios e inclusivos a través de grupos de discusión. Dinamizados por ellos y ellas, por supuesto.
Los y las jóvenes destacan que han sido seleccionados como agentes de igualdad debido a su profunda reflexión sobre las actividades que realizan en el marco de sus proyectos y entidades. En sus testimonios, subrayan la importancia de ser agente de igualdad en la actualidad, abordando no solo temas relacionados con el género, sino también desigualdades interrelacionadas, como aquellas asociadas a la migración. ¿Cómo se puede apoyar y dialogar sobre estas diversas formas de desigualdad para fomentar la concienciación y promover la igualdad en todos los ámbitos? El conjunto de jóvenes coincide en su respuesta: comprometiéndose activamente en el proceso de ser agente de igualdad, reconociendo la interseccionalidad de los problemas sociales y trabajando para abordarlos de manera integral.
Frente a la cuestión sobre la importancia de la figura de agente de igualdad, los y las jóvenes reflexionan sobre cómo cada individuo puede aportar cualidades y conocimientos únicos. Los y las jóvenes expresaron que la diversidad de orígenes culturales y creencias enriquece el entendimiento y la acción hacia la igualdad. Destacan que el objetivo central del proyecto es evitar cualquier forma de discriminación, especialmente en este contexto. También subrayan la importancia de los valores, resaltando que diversas perspectivas y experiencias individuales enriquecen la discusión y la implementación de iniciativas inclusivas.
La experiencia que nos han dejado las ediciones anteriores, nos ha brindado la oportunidad de recoger la importancia y significado que le dan los y las jóvenes a esta figura: agentes de igualdad es ser valientes en la promoción de la cultura del buen trato, lo cual implica tener una visión más amplia de la igualdad de género y poder transmitir todo esto a nuestros
iguales; ser agente de igualdad es aprender a conocernos mejor y compartir lo aprendido con compañeros, compañeras y amistades asumiendo la responsabilidad de trasladar estos conocimientos y estar atentos a situaciones de desigualdad para detectarlas y contrarrestarlas, sembrando semillas de igualdad en nuestro entorno. Ser Agente de Igualdad es apoyar la igualdad de las mujeres y ser un persona de referencia dispuesta a escuchar y ayudar a otros/as jóvenes en cuestiones de género, igualdad y/o sexualidad.
Introducidas estas palabras, también cabe señalar que el camino hacia la promoción de la igualdad de género en nuestro entorno no es tan sencillo como podría parecer, pues la realidad ahí fuera es mucho más compleja, y presenta desafíos significativos y adversidades, a las que es necesario atender. Este proceso y recorrido requiere de estrategias bien pensadas y adaptativas. Los y las jóvenes identifican las dificultades en la necesidad de desarrollar estrategias efectivas para comunicar nuestras ideas a personas de diferentes edades y perfiles. Además , la diversidad en la forma de razonar de las personas y la posible resistencia previa hacia los temas tratados pueden obstaculizar inicialmente nuestra labor educativa.
La terquedad que a veces muestran las personas para cambiar su opinión o abrirse a nuevos conocimientos es notable. Muchas veces, al intentar compartir opiniones o conocimientos, nos encontramos con resistencias directas y falta de interés, lo que dificulta avanzar en el diálogo y la comprensión mutua. Esta cerrazón puede ser especialmente notoria en temas de feminismo y género, donde existe una reacción negativa y resistencia significativa. Esto también complica la creación de un espacio seguro donde las personas puedan expresarse libremente. Aquellas interesadas en estos temas pueden sentirse cohibidas por la presencia de otros que dominan el espacio y no facilitan un ambiente acogedor para todos los participantes.
Este artículo ha sido creado a partir de las voces y miradas de jóvenes que se han reunido con el objetivo de compartir sus historias. Sus palabras, llenas de esperanza y determinación, nos ofrecen una visión única y enriquecedora sobre cómo pueden convertirse en agentes de igualdad, ayudándose mutuamente y construyendo aprendizajes desde la diversidad que los rodea. Es fundamental desarrollar actividades en las que los/as jóvenes sean protagonistas, ya que esta es la única manera de adquirir conocimientos y generar un verdadero impacto social. Al vivir y contar sus experiencias en primera persona, se convierten en narradores y actores principales de un cambio necesario y transformador.