Ciudad Don Bosco, la esperanza en la desesperanza

James Alexander Areiza Bolívar comparte su experiencia como estudiante, exalumno y empleado de Ciudad Don Bosco (CDB), una institución social salesiana en Medellín dedicada a la educación, protección y formación profesional de niños y jóvenes vulnerables.
21 de mayo de 2024

Me presento, soy James Alexander Areiza Bolívar y quiero compartir un poco mi experiencia de vida como estudiante, exalumno y como empleado de Ciudad Don Bosco (CDB).

CDB es una institución social de los salesianos de la inspectoría de Medellín, una obra enmarcada en la educación, protección y formación profesional para niños, niñas, adolescentes y jóvenes de Colombia, de Antioquia y de la ciudad de Medellín.

Es un orgullo presentar esta obra insigne cuya expresión es un «sueño que se hace realidad». Celebramos al mismo tiempo 200 años del sueño de los 9 años de Don Bosco y CDB es concebida bajo un sueño. El sueño de un salesiano que buscaba transformar la vida de muchos niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad y riesgo social. En 1915, era impensable atender a chicos y chicas que vivían en la calle, sufrían explotación laboral, maltrato o exclusión social. Pero este sueño se hizo realidad.

Ese sueño del Padre Carlos María González, en conjunto con otros salesianos, dio inicio a un camino de prospectiva salesiana, es decir una proyección que invitaría desde el Sistema Preventivo Salesiano a enfocarse en realidades de nuestra ciudad y de nuestro país, que no ayudaban al fortalecimiento de la dignidad humana en estos pequeños que eran excluidos y vulnerables

Es por ello que CDB a partir de 1965 —tras un proceso de pensar, soñar y ampliar ese sueño— nace legalmente y se encamina desde el enfoque de la esperanza, para humanizar y enriquecer a todos aquellos que desean tener un mejor futuro, siempre pensando en sus habilidades como ser humano. Hoy esta maravillosa institución se puede  decir que es el Valdocco de Colombia, donde puedo afirmar —como exalumno salesiano— que puede transformar vidas para bien; de esta manera lograr enriquecer cada uno de los aspectos en el orden social, familiar, personal y humano.

Como persona, como exalumno salesiano y como profesional, este camino que he realizado en Ciudad Don Bosco está marcado bajo tres elementos Importantes, los cuales han dignificado mi proceso de vida y mi quehacer como profesional:

  • La acogida: Cuenta la historia de James, un adolescente que creció en un entorno de pobreza y dificultades familiares. Su padre estaba ausente y abandonante, mientras que su madre trabajaba duro para mantener a la familia. Además, tenía una hermana traviesa. A pesar de las dificultades, James siempre deseó alejarse de la violencia que reinaba en su barrio en los años 90. La única luz que veía en su vida era CDB, un lugar donde podía transformar su entorno y salir adelante. Su sueño se hizo realidad cuando el director de CDB lo invitó a formar parte de esta obra magnífica.

Desde mi llegada a CDB, siempre me sentí acogido, saludado, invitado, responsabilizado y comprendido. Esto hizo que mi historia se convirtiera en un sueño hecho realidad. Allí pude estudiar, aprender, realizar voluntariado, conocer el carisma salesiano, entender mi vida y mis circunstancias, proyectarme hacia el futuro y comprender que formamos parte de un proceso humano y humanizador.

Este maravilloso sueño y ejemplo sigue vigente hoy en día. Se puede constatar en la dimensión ética que nos invita a la acogida y la empatía, brindándonos opciones concretas para fundamentar nuestro camino y nuestra proyección. La acogida, característica de la vida y obra salesiana, será siempre una forma de enriquecer y enaltecer al ser humano.

  • La esperanza: Luego de comprender la obra en profundidad, se inicia un camino de transformación personal donde la formación humana, espiritual, religiosa, académica, profesional y el voluntariado se configuran como parte integral de mi proyecto de vida. Esta transformación se dinamiza a partir del desarrollo de las dimensiones éticas, espirituales, intelectuales, psicoafectivas, comunicativas, estéticas, ecológicas, lúdicas, ciudadanas y laborales, gracias al acompañamiento de los salesianos, educadores, psicólogos, trabajadores sociales y pedagogos. Todo esto nos convierte en agentes de cambio en nuestros propios contextos. Doy fe de que estas acciones fueron desarrolladas e introyectadas en mi vida, lo que ha hecho que mi experiencia de vida sea cada vez más un camino de impulso y crecimiento permanente e integral, orientado hacia el servicio, mi familia, mi vida laboral, mi espiritualidad y mi profundo arraigo al carisma salesiano.

Cada uno de los programas que brinda CDB para la atención de niños, niñas, adolescentes, jóvenes y sus familias tiene ese tinte humanizador y espiritual del Sistema Preventivo Salesiano. Este sistema se convierte en un modelo educativo social y de derechos que miles de seres humanos que hemos pasado por esta maravillosa institución desde 1965 hemos comprendido e interiorizado.

Los talleres de formación técnica, los servicios de salud, la escuela, las celebraciones pastorales salesianas, el deporte y la cultura, y las acciones de acompañamiento por parte de los salesianos y equipos interdisciplinarios nos ayudan a comprender que la esperanza es el fruto de una educación y formación desde la promoción integral. Esto nos ayuda a que cada historia tenga un significado importante en los territorios donde regresamos con alegría y resiliencia.

  • El trabajo en Red:  Luego de haber sido formado por esta obra salesiana, inicio mi camino siguiendo mi vocación de servicio hacia los demás. Comencé en el prenoviciado y noviciado salesiano, para luego seguir mi vida laboral, una experiencia gratificante y enriquecedora. Más tarde, cumplí otro sueño: ser educador de la obra que me lo dio todo. Comencé en el programa menor de la calle con adolescentes entre 14 y 17 años que viven en situación de calle, un trabajo hermoso lleno de carisma salesiano y de crecimiento humano y profesional.

Luego pasé a otro programa de CDB, donde seguí creciendo. Me gradué de la universidad como pedagogo social y se concretó la posibilidad de continuar transformando vidas desde mi ser profesional salesiano. De esta manera, se fundó el programa para adolescentes y jóvenes desvinculados del conflicto colombiano, víctimas de la violencia entre guerrillas, paramilitares y Estado.

En consecuencia, las alianzas y las redes nos ayudan a continuar nuestro camino hacia la proyección. CDB es un gran referente de trabajo en red, donde se enmarca y configura una gama de posibilidades que, desde la formación para el trabajo y el desarrollo humano, nos permiten comprender y entender también las ventajas del mundo laboral y la red entre empresas e institución. Este elemento genera posibilidades de desarrollo laboral que, a su vez, acrecientan y vigorizan ese gran derecho a consolidar una sociedad con oportunidades y esperanza.

También, dentro de esta red o alianzas estratégicas, se encuentran las familias como primera institución que fortalece, dinamiza y encamina a todos estos chicos y chicas que realmente quieren profundizar en su proyecto de vida.

Contamos también con las instituciones que de alguna otra manera fortalecen ese sueño de la vida académica universitaria. Muchos chicos y chicas, gracias a la formación recibida en CDB en cada uno de los programas, pueden visualizar la vida universitaria como un complemento de su formación académica y humana. Por ello, Ciudad Don Bosco sigue y seguirá siendo una luz de esperanza en medio de las dificultades, las oscuridades y fragilidades que tenemos en nuestros territorios colombianos.

Doy testimonio de que es posible. Gracias a esta maravillosa institución, con sus salesianos, laicos, niños, niñas, adolescentes y jóvenes, con sus aliados y benefactores, seguirá siendo ese camino de proyección de esperanza, de fe y de ciudadanía que tantos chicos y chicas tendrán, o mejor dicho, tienen la oportunidad de sentirse acogidos, de sentirse colaboradores en el desarrollo y de emprender en la vida y en la sociedad.

Este es el testimonio de mi experiencia, de mi sentir, de mi saber, de mi comprender y de vivir el buen cristiano y el honrado ciudadano, tanto dentro como fuera de Ciudad Don Bosco. 

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