Beatriz Fernández de la Arada y Ágata García Fernández, trabajadora social y educadora social en la Asociación Valponasca.
La Asociación Valponasca nace en el año 2003 en León. Es una entidad sin ánimo de lucro, impulsada y promovida por la Provincia «Virgen del Camino» del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora (Salesianas).
Nuestra misión es facilitar respuestas a las necesidades personales y sociales de colectivos en situación de riesgo de exclusión social, con especial atención a la infancia, juventud, familias, migrantes y mujeres. Fomentamos desde una intervención preventiva, su desarrollo personal y social, planteando una formación integral y en igualdad de oportunidades.
En 2009 y como una respuesta informal a las necesidades de orientación en materia laboral que solicitaban algunos de nuestros chicos y chicas quehabían formado parte del programa CASA en León, empezamos una nueva andadura que nos llevaría al momento actual en el que ese pequeño programa de orientación sociolaboral METAS se ha convertido en un programa global integrado por distintos proyectos, dirigidos a diferentes colectivos que se encuentren en situación de desempleo y donde realizamos tareas de asesoramiento, acompañamiento, orientación laboral, formación ocupacional, formación de competencias personales, intermediación laboral y prospección empresarial.
Por lo tanto, nuestro principal objetivo es la inserción, promoción e integración de las personas en el mercado laboral trabajando en red con agentes sociales, especialmente con el tejido empresarial fomentando su responsabilidad social y con acciones orientadas a mejorar y dignificar las condiciones de contratación y trabajo en el mercado laboral.
El apoyo mutuo para superar las crisis
Habitualmente nos encontramos con historias de vida que no encajan en lo socialmente establecido como normalidad, trabajamos con personas atravesadas por distintas problemáticas y opresiones que condicionan su día a día a todos los niveles y, de modo específico, en el ámbito laboral. Por tanto, contamos con herramientas profesionales para apoyar en los procesos personales que presentan mayor dificultad de acceso a una vida digna.
A mediados del mes de marzo nos sorprende una pandemia mundial y, aquello que entendemos como normalidad, desaparece de modo repentino. Esto supone un shock para la totalidad de la población con especial incidencia en las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad ya que son sensibles, en mayor medida, a las problemáticas externas como las crisis financieras o sanitarias que condicionan el acceso a los recursos. Y si algo hemos aprendido, es que, para superar cualquier crisis, el apoyo mutuo es esencial.
Y decimos mutuo porque todo lo que conseguimos requiere de un esfuerzo recíproco: la persona consigue un empleo con nuestro apoyo, pero lo consigue siempre ella con sus diversas capacidades.
Dentro de nuestras funciones entre las que están el asesoramiento, el acompañamiento, la intervención directa y la intermediación, este apoyo mutuo rige cada movimiento del tablero sociolaboral.
Adaptación del modo de trabajar en tiempos de pandemia
Desde el inicio del confinamiento la totalidad del equipo ha realizado sus funciones desde casa por medio del teletrabajo y en continuo contacto con las compañeras, las personas beneficiarias y las empresas limitando las comunicaciones a la vía telemática, pero siempre con especial dedicación a cada caso particular a sabiendas de la importancia que tiene la escucha activa en tales circunstancias. Ha sido a través de esta escucha de las nuevas necesidades cuando hemos podido dar nuevas respuestas.
Durante el Estado de Alarma, 343 personas solicitaron alguno de los servicios de la entidad en el área sociolaboral, superando así las 3.100 actuaciones de las cuáles han podido beneficiarse más de 750 personas.
Dentro de estas prestaciones, 129 personas han podido tomar parte de las distintas acciones formativas que se han llevado a cabo online. Gracias a esta adaptación de los servicios, 44 personas han podido continuar mejorando su nivel de español a través del proyecto Valponasca Integra —financiado por la Junta de Castilla y León— y 17 siguieron preparando el examen de obtención de la nacionalidad española.
A través del programa Puntos Formativos Incorpora de la Fundación “la Caixa” 20 personas pudieron culminar la formación de «Ayudante de camarero o de camarera» y otras 20 el curso de «Limpieza de superficies y mobiliario en edificios y locales».
En los proyectos Karim —financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y el Fondo Social Europeo—, Actúa 3.0. —puesto en marcha gracias a la financiación del Fondo Santander a través de CONFER— y +Mujer —financiado por la Junta de Castilla y León con cargo a la asignación tributaria— se han llevado a cabo talleres de mejora de la empleabilidad en los cuales han participado 24 personas que han aprovechado para formarse en técnicas de búsqueda de empleo, habilidades personales o cuestiones prácticas del mercado laboral.
Encontrar trabajo: ¿reto superado?
La totalidad del tejido empresarial de la ciudad de León se ha visto profundamente afectado por esta situación. Primando el sector servicios, es innegable el deterioro y esfuerzo que han afrontado para superar la crisis, que para algunos es continuo, pero siempre logran sobreponerse.
Hemos contemplado a algunas empresas y a sus plantillas como ejemplo de resistencia, estableciendo nuevo contacto con más de una docena de empresas que han realizado contrataciones con nuestra intermediación. De igual modo, estamos presentes ante la apertura de aquellos negocios que tuvieron que cerrar temporalmente sus puertas ofreciendo la colaboración que podemos prestarles.
En estos meses, la prospección laboral llevada a cabo a través del proyecto Incorpora de la Fundación “la Caixa” ha resultado con la gestión de 43 ofertas de empleo gracias a las cuáles 17 personas han conseguido un puesto de trabajo y 18 nuevas empresas han confiado en los servicios de la asociación para la búsqueda de personal, dando así una oportunidad a aquellas personas más vulnerables y que se encuentran en una situación de desventaja.
Consecuencias de la COVID 19
Esta enfermedad ha hecho que nos replanteemos el modelo de vida y pongamos en el centro el valor de las personas, así como encontrar soluciones rápidas a problemas complejos. Hemos adaptado el modo de trabajar a las exigencias del momento y estamos alerta ante las nuevas necesidades que puedan surgir para dar la respuesta adecuada a las mismas.
Ha quedado latente la importancia de colaborar entre todas y todos para superar las adversidades y hemos vuelto a ver cómo algunos sectores de población sufren en mayor medida las consecuencias ante problemas comunes.
Las mujeres, cuya carga laboral se ha visto multiplicada por esas jornadas que nunca terminan dentro y fuera del hogar, haciéndose cargo de familiares dependientes y menores, ejerciendo los cuidados que han permitido que esta crisis se supere, de modo remunerado o no, trabajos esenciales y feminizados que requieren ser puestos en valor y tener aseguradas unas condiciones dignas de trabajo.
Las desigualdades y las dificultades continúan y Valponasca sigue adaptándose a los nuevos tiempos y las nuevas situaciones para no dejar a nadie atrás. Continuaremos luchando por mejorar las condiciones laborales y de vida de las personas, ahora más que nunca.