Peregrinando hacia la tierra que mana leche y miel

10 de marzo de 2020
Fray Miguel Ángel Gullón nació en Caravia (Asturias). Es Doctor en Teología y lleva veinte años como misionero dominico en República Dominicana. Recientemente ha presentado “Flores de dignidad en tierra de sangre”, un informe que denuncia la vulneración de derechos humanos en torno a la industria azucarera, en la provincia de El Seibo, donde lleva viviendo […]

Fray Miguel Ángel Gullón nació en Caravia (Asturias). Es Doctor en Teología y lleva veinte años como misionero dominico en República Dominicana. Recientemente ha presentado “Flores de dignidad en tierra de sangre”, un informe que denuncia la vulneración de derechos humanos en torno a la industria azucarera, en la provincia de El Seibo, donde lleva viviendo los últimos 15 años.

He tenido la oportunidad de conocer en persona hace unas semanas a Miguel Ángel gracias a su participación en la XVI Semana Solidaria de Mieres. Su testimonio y su vivencia me impactó y he querido compartir el artículo que me ha remitido para agradecerle su trabajo y dar a conocer una situación tan real como injusta, tan desconocida como necesitada de apoyo.

Óscar Castro

Fray Miguel Ángel Guillón. Doctor en Teología, misionero dominico en República Dominicana.

Desde el día 6 de septiembre de 2018 se ha quebrantado la paz en la «Tierra de Dios », paraje La Culebra de Vicentillo en la provincia de El Seybo, donde un extranjero de origen cubano, Pedro Guillermo Varona, ha destruido más de 250 viviendas de familias campesinas con la complicidad del Abogado del Estado de la región Este, José Antonio Polanco, y el apoyo de los ganaderos y las autoridades políticas de la provincia de Hato Mayor. Los más de 100 polícías que ejecutaron varias órdenes de desalojo se auxiliaron de sicarios que, al día de hoy, siguen tumbando las plantaciones de víveres y miles de matas de cacao impidiendo el paso a quienes se quieren acercar a sus conucos. Lo más lamentable es que se pasaron por alto todos los diálogos y acuerdos de paz entre el hacendado cubano y el equipo de Radio Seybo que se ratificaron en la Fiscalía ante el Procurador Fiscal Manuel Emilio Santana una semana antes de estas violaciones a la dignidad humana. Desde el día 6 de septiembre de 2018 se ha quebrantado la paz en la «Tierra de Dios », paraje La Culebra de Vicentillo en la provincia de El Seybo, donde un extranjero de origen cubano, Pedro Guillermo Varona, ha destruido más de 250 viviendas de familias campesinas con la complicidad del Abogado del Estado de la región Este, José Antonio Polanco, y el apoyo de los ganaderos y las autoridades políticas de la provincia de Hato Mayor. Los más de 100 polícías que ejecutaron varias órdenes de desalojo se auxiliaron de sicarios que, al día de hoy, siguen tumbando las plantaciones de víveres y miles de matas de cacao impidiendo el paso a quienes se quieren acercar a sus conucos. Lo más lamentable es que se pasaron por alto todos los diálogos y acuerdos de paz entre el hacendado cubano y el equipo de Radio Seybo que se ratificaron en la Fiscalía ante el Procurador Fiscal Manuel Emilio Santana una semana antes de estas violaciones a la dignidad humana.

Nos remontamos al año 1975 cuando el Presidente Dr. Joaquín Balaguer declaró de ultilidad pública los terrenos que hasta hace unos días cultivaban las familias de forma apacible y en armonía con la naturaleza a través del Decreto nº 486 de fecha 7 de julio de 1975 donde declaró de utilidad pública o interés social 1,846.05 tareas dentro de la parcela nº 119 del D.C. 38/5 del municipio de El Seybo. El Presidente Danilo Medina prometió en el mes de junio de 2018 entregar los títulos de propiedad pidiendo al Abogado del Estado a través de Emilio Toribio Olivo, Director del Instituto Agrario Dominicano, que esperase hasta que el IAD terminara de realizar las mediciones con el propósito de fomentar un asentamiento agrícola en la zona con futuros parceleros de la Reforma Agraria el cual beneficiaría a más de 726 parceleros de forma directa: « le estamos solicitando encarecidamene que tenga usted bien a revocar la orden de desalojo otorgada el día 28 de junio del presente año, por la oficina a su digno cargo, hasta tanto culminemos nuestras investigaciones antes mencionadas en esta misiva ». Pero el magistrado Polanco, que obedece también a los intereses de la impune Compañía Central Romana, firmó varias órdenes de desalojo en complicidad con altos cargos políticos y policiales. Lo más sangrante de esta situación es que varias personas han sufrido crueles torturas y han sido amenazados de muerte como ha ocurrido con el Pastor Audilín Ubiera.

El día 25 de marzo de 2019 quedó grabado con letras de sangre en la historia de El Seybo: Carlos Rojas Peguero, de 12 años, fue asesinado en la “Tierra de Dios” del paraje La Culebra de Vicentillo. El impune poder político y económico de la zona ha herido con lanza de muerte el corazón de una Comunidad laboriosa y pacífica. Los papás de Carlitos, Luz María y Domingo, sólo aciertan a decir “¡mi hijo!” con la mirada perdida en el cielo buscando al Dios que le dio la vida. Ellos escucharon el sordo disparo del arma, propiedad del terrateniente Pedro Guillermo Varona, que utilizó el tigre (sicario) afincado en la zona desde el mes de agosto, cuando el Abogado del Estado firmó las órdenes de desalojo que ejecutaron cientos de policías y tigres destruyendo las 212 casas de los campesinos. La promesa de la tierra que mana leche y miel que Dios promete a su pueblo es la verdadera promesa en la que creen los campesinos de la “Asociación Mamá Tingó”: «y he decidido sacaros de la tribulación de Egipto al país de los cananeos, los hititas, los amorreos, perizitas, jivitas y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel» (Ex 3, 17). Es esta promesa divina la que les mueve a seguir luchando por su dignidad pues tienen fe que se cumplirá como siempre ha ocurrido con las promesas que Dios hace en favor de su pueblo.

A continuación transcribo el poema que escribió María Cianci, de la Coordinadora de la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER) en Quito, cuyo audio fue pautado en las emisoras comunitarias de América Latina y El Caribe.

Te invocamos semilla

A Carlos Rojas Peguero, niño de 12 años asesinado en la comunidad de La Culebra en El Seybo.

Lloraban en La Culebra

porque había razones de sobra

la sal de los ojos no alcanzó

para despedir a Carlos, a Carlitos.

No jugaremos más la carretilla.

12 años apenas tenía nuestro niño,

porque es el de todos, el de todas.

Apenas ayer sembramos su cuerpo

y hoy ya es semilla de dignidad

porque el pueblo entero renace

porque todos morimos con Carlos,

que iba a ser un hombre con sueños y alegría.

El columpio hoy se queda vacío

como nuestros corazones

que alzan la mano por la justicia

una, dos, tres, cientos de veces, sin cansarnos

no tenemos miedo

porque Carlos Rojas Peguero

somos muchos, somos muchas.

Lo empujaron de su casa

y ahora está en nuestra historia por siempre.

América Latina y El Caribe te llora, te extraña

y vamos a seguir llorando.

Hoy paramos la risa y la carrera de sacos

y te sembramos como vida

porque nos negamos a olvidarte

no pasaremos la página

te invocamos vida

Nuestra boca te llama justicia.

Tenemos campesinos perseguidos por la justicia, listado de apresamientos, represión y persecución por doquier, que han sufrido amenazas, amedrentamiento, torturas, encarcelamiento por el sólo hecho de ser parceleros, ordenes que son ejecutada por este terrateniente sin ningún proceso legal.

Ante estas atrocidades, la asociación tomó la iniciativa de peregrinar del 21 al 25 de octubre de 2019.  Un grupo representativo de las 240 familias desalojadas, partió el día 21 de octubre desde Santa Cruz de El Seibo caminando. Una marcha que duró cinco días, en la que recorrieron a pie 170 kilómetros para llamar la atención sobre las injusticias que han vivido, la situación de desamparo en la que se encuentran y la necesidad de reparación del daño sufrido. Llegaron a Santo Domingo el viernes 25 de octubre, esperando ser recibidos por el presidente Medina, pero éste no quiso atenderles. Tomaron la decisión de permanecer frente al Palacio Nacional hasta ser recibidos por el presidente de la República y desde el viernes han estado acompañados por centenares de personas que han mostrado su apoyo y solidaridad uniéndose y yendo a visitarles.

En la madrugada del 31 de octubre de 2019 las familias campesinas fueron desalojadas por la fuerza por el cuerpo policial de cascos negros, siendo golpeadas y ultrajadas. Los manifestantes fueron divididos en tres grupos y trasladados en autobuses a tres hospitales diferentes: al Hospital Darío Contreras, al Hospital de las Fuerzas Armadas y Hospital Moscoso Puello. El traslado forzoso se llevó a cabo con la excusa de realizarles un chequeo médico y para ello emplearon la violencia, desplazándoles contra su voluntad. La clara intención de la policía y el gobierno es ocultar las luchas de las familias campesinas que cada día va consiguiendo más apoyos nacionales e internacionales para su causa.

Más de 50 instituciones nacionales e internacionales denunciaron el uso de la fuerza empleada y solicitaron, de nuevo, al presidente, Danilo Medina Sánchez, que reciba y atienda las justas demandas del campesinado seibano: la devolución de sus tierras, la paralización de la criminalización del campesinado, la reparación para todas las personas afectadas Y la justicia para el niño Carlos Rojas Peguero de 12 años, asesinado en el marco de este conflicto.

Ha habido reuniones en dos ocasiones en el Palacio Nacional con la comisión que designó el Presidente encabezada por el Ministro de la Presidencia, José Ramón Peralta, a quien se le comunicó la esperanza de concretar los acuerdos deseados, que son la devolución de todos nuestros terrenos proponiéndole lo siguiente:

  1. Que se abra una investigación al Poder Judicial y Policial de El Seybo y Hato Mayor.
  2. Que se aclaren las circunstancias de los 4 asesinatos durante este proceso.
  3. Que se haga una investigación a fondo del Abogado del Estado.
  4. Que sean indemnizados los productores/as que les fueron destrozadas sus cosechas, animales, viviendas y los daños morales y emocionales.
  5. Que sean reinstalados en sus tierras originarias para resolver el problema social que se ha generado.

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