Una mirada social a la exhortación Christus Vivit

18 de diciembre de 2019
Koldo Gutiérrez Cuesta. Director del Centro Nacional Salesiano de Pastoral Juvenil. La exhortación Christus Vivit es un fruto maduro del camino sinodal que se ha vivido en la Iglesia en los dos últimos años donde hemos reflexionado sobre “los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. Christus Vivit ofrece una fotografía de la pastoral juvenil: […]

Koldo Gutiérrez Cuesta. Director del Centro Nacional Salesiano de Pastoral Juvenil.

La exhortación Christus Vivit es un fruto maduro del camino sinodal que se ha vivido en la Iglesia en los dos últimos años donde hemos reflexionado sobre “los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. Christus Vivit ofrece una fotografía de la pastoral juvenil: el anuncio, la sinodalidad, la misión, la cercanía al pueblo, la vocación, el discernimiento, la espiritualidad. En este artículo me propongo destacar la vertiente social de estas propuestas.

1. APRENDER DEL MODO DE SER Y TRABAJAR SINODAL

Quisiera comenzar con lo que considero más importante. Creo que todos podemos aprender del modo de ser y trabajar sinodal. Este modo de ser y trabajar se sostiene en cuatro dinamismos: mirar, escuchar, discernir, caminar juntos.

1.1. Mirar

El Sínodo ha querido mirar a los jóvenes con la actitud de Jesús y propone que nosotros miremos a los jóvenes de esta misma manera. A los jóvenes se les puede mirar de muchas maneras, pero hay que afirmar que mirar a los jóvenes con simpatía es una característica de la pastoral.

“En efecto, creemos que también hoy Dios habla a la Iglesia y al mundo mediante los jóvenes, su creatividad y su compromiso, así como sus sufrimientos y sus solicitudes de ayuda” (DF 64).

Dios habla a la Iglesia y al mundo mediante los jóvenes. No sé si todos estamos convencidos de ello. Si esto es verdad, debemos estar muy atentos a lo que Dios nos quiere decir a través de los jóvenes.

Siguiendo esta lógica, los padres sinodales han afirmado que solo la cercanía crea las condiciones para que la Iglesia sea un espacio de diálogo y testimonio de fraternidad que fascina (Cfr. DF 1). La Iglesia quiere mirar a los jóvenes con simpatía para ello recorre el camino de la cercanía.

1.2. Escuchar

La escucha es una de las grandes palabras del Sínodo. La escucha tiene un valor teológico. “En efecto, Dios ve la miseria de su pueblo y escucha su lamento, se deja conmover en lo más íntimo y baja a liberarlo. La Iglesia, pues, mediante la escucha, entra en el movimiento de Dios que, en el Hijo, sale al encuentro de cada uno de los hombres” (DF 6).

El Sínodo propone potenciar la pastoral de la escucha. “La escucha constituye un momento relevante del ministerio de los pastores, y en primer lugar de los obispos, quienes sin embargo a menudo viven abrumados por muchos compromisos y les cuesta encontrar el tiempo adecuado para este indispensable servicio” (DF 9).

Para escuchar es importante estar presente. “Muchos han reiterado que la mejor manera de escuchar a los jóvenes es estar allí donde se encuentran, compartiendo su existencia cotidiana” (IL 64).

1.3. Discernir

El discernimiento es otra de las palabras de este Sínodo. El fundamento del discernimiento lo encontramos en el hecho de que Dios mismo está actuando en la historia y en las personas. Y, porque Dios no está ocioso sino que está actuando, la misión de la Iglesia “es hacer posible que cada hombre y cada mujer encuentre al Señor que ya obra en sus vidas y en sus corazones” (DF 105). Esta es una manera sugerente para entender la misión.

Los agentes de pastoral estamos muy acostumbrados a proyectar y a programar pero quizás estemos menos habituados a discernir. El documento final del Sínodo propone hacer discernimientos comunitarios. “El estilo de estos caminos eclesiales debería incluir la escucha fraterna y el diálogo intergeneracional, con el objetivo de llegar a orientaciones pastorales especialmente atentas a los jóvenes marginados y a aquellos que tienen poco o ningún contacto con las comunidades eclesiales” (DF 120).

1.4. Caminar juntos

Caminar juntos es sinodalidad. ChV propone avanzar en una pastoral sinodal. Para ello es fundamental valorizar los carismas y la propia vocación. “La pastoral juvenil solo puede ser sinodal, es decir, conformando un caminar juntos que implica una valorización de los carismas que el Espíritu concede según la vocación y el rol de cada uno de los miembros de la Iglesia, mediante un dinamismo de corresponsabilidad…” (ChV 206).

Otra de las características de la pastoral sinodal lleva a cultivar las relaciones. La dimensión relacional es uno de los argumentos del Sínodo. No bastan las estructuras se necesita cuidar la calidad de las relaciones. Se puede afirmar que la Iglesia tiene un rostro relacional. Y, en concreto, se pide la capacidad de crear hogar. “Crear lazos fuertes exige de la confianza que se alimenta todos los días de la paciencia y el perdón. Y así se produce el milagro de experimentar que aquí se nace de nuevo, aquí todos nacemos de nuevo porque sentimos actuante la caricia de Dios que nos posibilita soñar el mundo más humano y, por tanto, más divino” (ChV 217).

2. TRES RASGOS PARA UNA PASTORAL SOCIAL EN CHRISTUS VIVIT

Me gustaría ofrecer tres rasgos para una pastoral social que descubro en ChV.

2.1. La necesaria inculturación

En el magisterio del papa Francisco están muy presentes la cultura y la inculturación. “El ser humano está siempre culturalmente situado: naturaleza y cultura se hallan unidas estrechísimamente. La gracia supone la cultura, y el don de Dios se encarna en la cultura de quien lo recibe” (EG 115).

Los teólogos siempre han hablado de la relación que hay entre naturaleza y gracia. Francisco habla de la relación que hay entre cultura y gracia. Así como los teólogos siempre han dicho que la gracia supone la naturaleza, Francisco propone que la gracia supone la cultura. Dar importancia a la cultura tiene consecuencias. Por ejemplo, para el papa Francisco es muy importante la doctrina del Pueblo santo de Dios. Además, destaca el valor de la religiosidad popular y de los movimientos populares. No es extraño que en ChV se proponga una pastoral juvenil popular.

2.2. Una pastoral juvenil popular

“En el Sínodo se exhortó a construir una pastoral juvenil capaz de crear espacios inclusivos, donde haya lugar para todo tipo de jóvenes y donde se manifieste realmente que somos una Iglesia de puertas abiertas; necesitamos una pastoral popular juvenil que abra puertas y ofrezca espacio a todos y a cada uno con sus dudas, sus traumas, sus problemas y su búsqueda de identidad, sus errores, su historia, sus experiencias del pecado y todas sus dificultades” (ChV 234).

¿Qué es para Francisco la pastoral juvenil popular? “Consiste en una pastoral más amplia y flexible que estimule, en los distintos lugares donde se mueven los jóvenes reales, esos liderazgos naturales y esos carismas que el Espíritu Santo ya ha sembrado entre ellos. Se trata ante todo de no ponerles tantos obstáculos, normas, controles y marcos obligatorios a esos jóvenes creyentes que son líderes naturales en los barrios y en diversos ambientes. Solo hay que acompañarlos y estimularlos, confiando un poco más en la genialidad del Espíritu Santo que actúa como quiere” (ChV 230).

¿Cómo se fomenta la pastoral juvenil popular? Estando muy cerca del pueblo, partiendo de los últimos, intentando que los jóvenes “aprendan a auscultar el sentir del pueblo, a constituirse en sus voceros y a trabajar por su promoción” (ChV 231).

2.3. Una pastoral juvenil espiritual

El papa Francisco propone una espiritualidad juvenil. La espiritualidad es un punto de partida para muchos jóvenes en un contexto posmoderno y globalizado. “Espero que puedas valorarte tanto a ti mismo, tomarte tan en serio, que busques tu crecimiento espiritual” (ChV 159).

En esta propuesta de espiritualidad juvenil la exhortación habla de cosas cercanas a la vida de los jóvenes: sueños, relaciones, experiencias y elecciones. “La juventud, fase del desarrollo de la personalidad, está marcada por sueños que van tomando cuerpo, por relaciones que adquieren cada vez más consistencia y equilibrio, por intentos y experimentaciones, por elecciones que construyen gradualmente un proyecto de vida” (ChV 137).

El capítulo quinto de ChV va desgranando una propuesta de espiritualidad juvenil a través de importantes dinamismos: soñar y elegir; vivir intensamente y experimentar; disfrutar de la amistad con Jesús; crecer y madurar; vivir la fraternidad; comprometerse; ser un misionero valiente.

Sobre el autor.

Nace en Palencia el 14 de abril de 1963. Siendo adolescente asiste al oratorio juvenil de los salesianos en Santander y se plantea su vocación. Le entusiasmó el trabajo con los jóvenes. Estudia en los salesianos y se ordenó sacerdote salesiano. Es licenciado en Ciencias Químicas y en Teología Moral. Ha trabado en varias Escuelas y ha sido párroco de la Parroquia San Francisco Javier de Vitoria. Ha sido Delegado de Pastoral Juvenil para la Inspectoría de los Salesianos de Bilbao y director del “Estudiantado de Teología” de dicha Inspectoría. En el 2009 participa en el Foro de Pastoral Juvenil, donde con otras 8 instituciones religiosas, estudian la Pastoral Juvenil y los procesos de formación con actualización ante la realidad cambiante de los jóvenes.

Durante el trienio del 2009 al 2012 dirigió la Revista Misión Joven de pastoral juvenil. Actualmente es el Director del Centro Nacional Salesiano de Pastoral Juvenil.  Es autor de numerosos artículos en diversas revistas; es un destacado especialista en pastoral juvenil, dando numerosas charlas por toda España, Italia y América Latina. Ha escrito en la editorial CCS “Discípulos y apóstoles de Jesucristo” en 2014 y es coautor de “El papa Francisco y la pastoral juvenil” en 2018.

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