Daniel Duque Virseda. Responsable de Accem en Castilla y León. Valladolid
En el mundo actual en el que vivimos todo va rápido. A golpe de click puedes estar de manera virtual en cualquier parte del planeta en apenas unos segundos. Algunas cosas, de hecho, van demasiado deprisa. Respecto a la realidad (que no virtual) que viven los solicitantes de Protección Internacional, hemos pasado, en muy poco tiempo, de querer llevarnos uno a casa (a ser posible un niño o niña) a tener dificultad para encontrar alquiler para una de las fases de autonomía que Accem, como ONG especializada en atención a personas refugiadas, lleva a cabo con este colectivo. Probablemente esto tenga que ver con que esa rapidez con la que vamos, que hace que pasemos un poco de puntillas por nuestro día a día, y que impide profundizar en determinados asuntos para conocer mucho mejor determinadas realidades. Este conocimiento, haría que nos planteásemos, más objetivamente, de qué manera podemos ayudar a mejorar la realidad de los que nos rodean.
Antes de nada, es muy importante aclarar algún concepto. El inmigrante es esa persona que se va de su país para mejorar sus condiciones de vida de manera voluntaria (pero realmente forzada por las circunstancias). Un Refugiado es una persona que huye de su país porque peligra su vida por diferentes motivos: raza, religión, opinión política, condición sexual, pertenencia a una determinada etnia y que no puede volver a él. El Asilo/Refugio es la protección máxima que una persona puede tener en un país que no es el suyo, pero existen más formas de protección que ese país puede dar que no son tan completas, pero que son también formas de protección. Por eso hablamos de Protección Internacional más que de Asilo/Refugio. Aunque para no ponernos excesivamente técnicos, de aquí en adelante utilizaremos la palabra asilo o refugio, que además es la que nos interpela más.
Ante este contexto surge una pregunta clave ¿quién tiene la responsabilidad de acoger a estas personas? La respuesta la encontramos en la Convención de Ginebra. Todos los países que suscriben esta Convención están obligados a estudiar y conceder, si es el caso, Protección Internacional a las personas que soliciten la misma. Este es un asunto importante en estos momentos. Es necesario recordar que Europa y la Unión Europea, en concreto, es el espacio donde más se garantizan los Derechos Humanos y Sociales en el Mundo desde la II Guerra Mundial. En la actualidad, se ha producido el mayor movimiento y desplazamiento de personas solicitando Refugio desde dicha Guerra, y Europa no está dando la talla. La política de Asilo siempre ha sido una política de parches, y con la situación actual está pasando un poco lo mismo. Y no solo tiene que ver, que también, con la obligación moral de atender a personas que no tienen donde ir y que han huido de sus países porque peligra su vida; tiene que ver con cumplir con los Derechos Humanos y con la normativa Europea e Internacional al respecto. La Unión Europea y todos los países miembros se están jugando mucho en estos momentos. El sacar fuera de Europa el problema, el poner barreras a la entrada o un poco más allá, el no facilitar que haya personas que puedan ejercer sus derechos, hace que esta Europa tan necesaria en la que vivimos, sea cada vez menos social, siendo este uno de los pilares fundamentales a la hora de la creación de la Unión Europea. Además, mirando hacia otro lado, lo que está pasando es que las vías de acceso a lugares seguros para personas que huyen de sus países cada vez son más peligrosas y las mafias se están lucrando de las personas que arriesgan su vida, porque al fin y al cabo, lo tienen todo perdido.
La crisis actual de refugiados está muy vinculada a la guerra de Siria, aunque sin olvidar que los conflictos están cada vez más cerca de Europa, y aquí no estamos abordando el problema en origen; pese a que hace no tanto algunos de esos países eran colonias europeas, los olvidamos enseguida y no apoyamos la creación de democracias estables y fiables. Y así, nos encontramos con una llegada masiva, y no solo de sirios, a las costas de Grecia e Italia. Estas personas, que buscaban protección internacional, saturaron los recursos destinados a la protección internacional en estos países. Además, como por la normativa europea (Tratado de Dublín), una persona no puede llegar a Europa por Italia y pedir Refugio en Alemania, porque está obligada a hacerlo en el país por el que entra en Europa, la Unión Europea tuvo que establecer entre sus estados miembros una solución vía reparto para poder asumir, entre todos, la realidad con la que se encontraban Italia y Grecia. Estos son las famosas . Dentro de esta cifra se encuentran personas que han solicitado asilo en un país de la Unión Europea, pero que por las circunstancias de las que hablamos, es necesario que sean reubicadas. Es lo que se conoce como “Reubicados”. También en un número menor, dentro de esta cifra están los “Reasentados”; refugiados que están en países que tienen una gran presión de personas refugiadas (no es el caso de ningún país de la Unión Europea, ya que esto pasa únicamente en los países limítrofes a los que tienen conflictos). La Unión Europea establece un convenio con estos países para poder ayudarles en el reasentamiento de refugiados en suelo de la Unión. Ejemplo: Jordania. En torno al 9% de su población son Refugiados. Para que este dato fuera comparable en España, tendríamos que acoger más o menos a 4,2 millones de refugiados.
Este último e interesante dato nos lleva a hablar de nuestro país. Como decíamos antes, la responsabilidad en el tema de la Protección Internacional corresponde al gobierno español. Es éste el que tiene que conceder o no la protección y, tanto durante el proceso de concesión, como posteriormente, en el caso de que se conceda tal protección, mantener a estas personas. Desde Accem llevamos 25 años trabajando en un proyecto integral financiado por el Ministerio con personas solicitantes de Refugio. Durante este tiempo, el programa ha pasado por diferentes periodos. Esto nos lleva a plantear la pregunta que a todos los que nos preocupa la situación de los refugiados nos hacemos: ¿Pero están llegando Refugiados? Hemos dicho antes que del compromiso que España había adquirido, los números decían que no se estaba cumpliendo. Por Derecho Internacional, por los Derechos Humanos y por el mero hecho de ser personas, debemos exigir que estos acuerdos se cumplan. Además, y para intentar responder a la pregunta que nos hacemos, tenemos que ser conscientes de que el número de solicitudes de Protección Internacional realizadas en España se ha incrementado mucho en los últimos años respecto a otros periodos. De esta manera, el número de solicitantes de Protección Internacional en 2016 ha triplicado el número de los de 2015 llegando a 16.000 personas. Y en 2017 a estas alturas de año ya vamos por más de 20.000 personas que han solicitado Protección Internacional en España, sirios y de otras nacionalidades. De hecho, la nacionalidad que más solicitudes tuvo el pasado año fue Venezuela. La respuesta a la pregunta que nos hacíamos es clara. Sí, están llegando. Lo que pasa es que las personas que están llegando son menos visibles que las que nos muestran en ocasiones los medios de comunicación. Es necesario remarcar aquí que esto no supone el fin del Estado de Bienestar, ni una avalancha inasumible, y que además tenemos los recursos suficientes a nivel estatal, territorial y local para poder asumir esta acogida sin que se ponga en peligro nuestro sistema. Es verdad que todo puede ser mejorable, y que se podrían ampliar los plazos de las fases porque es muy complicada la inserción social y laboral en el periodo marcado, por lo complejo de los perfiles de las personas que solicitan Asilo. Pero también es verdad, que tenemos herramientas desde hace mucho tiempo para poder hacerlo de la mejor manera posible con estas personas.
Trabajar con personas en situación vulnerable no siempre es fácil. Trabajar con personas que solicitan Protección Internacional es bastante complicado en la mayoría de los casos. Son perfiles muy especiales. Desde Accem se trabaja con un equipo interdisciplinar de profesionales necesario para la integración de estas personas. En todo momento el enfoque de trabajo de Accem es el fomento de la autonomía dentro de este programa a través de diferentes fases. Desde una fase de primera acogida en la que hay un trabajo muy intensivo en las áreas que comentábamos antes, hasta una tercera fase en la que se intenta que la autonomía sea prácticamente total. Hay variables y condicionantes que hacen que no todas personas lleguen igual a esta última fase.
Hay un asunto importante que remarcar respecto a la visibilidad de los Refugiados. Ha habido a nivel estatal una avalancha de acuerdos, convenios, mesas de trabajo… de las diferentes administraciones territoriales y locales, relativas a establecer un marco de colaboración con las entidades que forman parten del Sistema Nacional de Asilo y con otras. Algunas están funcionando bien, porque no se nos puede olvidar que es en la administración más cercana (Ayuntamientos y Comunidades Autónomas) en donde va a haber que hacer un trabajo muy importante de integración. Sobre todo después de que acaben los hasta 24 meses en los que el Gobierno de España está obligado a asumir el cuidado y atención de estas personas según la normativa estatal y europea al respecto. Sin obviar el importante papel que tienen y pueden hacer las entidades locales y las autonomías en lo que respecta a determinadas competencias que son exclusivas suyas: educación, salud, servicios sociales y empleo; desde Accem hemos detectado que en algunos casos se ha utilizado el refugio como herramienta para hacerse la foto y quedar retratados. Y efectivamente, lo que ha pasado, es que algunos han quedado “retratados”. Es necesario que exista una coordinación a todos los niveles, una coordinación transversal, como debe de pasar siempre cuando hablamos de trabajo con colectivos en situación de vulnerabilidad. Pero dentro de este espacio de colaboración no vale todo. El trabajo con las personas refugiadas es complicado y a veces no vale solo con las buenas intenciones. Por supuesto, desde Accem estamos totalmente en contra de la utilización del colectivo de Refugiados para los intereses políticos y personalistas que nos hemos encontrado en estos dos últimos dos años.
Para terminar, estaría bien preguntarnos qué es lo que podemos hacer nosotros para ayudar a los Refugiados:
Lo primero pedir que se cumpla con lo acordado en materia de refugio. Cada uno de nosotros también puede hacer muchas cosas. De entrada, no tener miedo a lo desconocido. Intentar acercarse más a fondo a la realidad de estas personas. Podemos seguir por respetar lo diferente.
Habrá que encontrar un espacio común en el que respetemos las diferencias que tenemos y que perdamos ese miedo a la diferencia y a lo desconocido. Eso es lo que utilizan los populismos y el terror para hacer que la convivencia sea mucho más complicada. Estas tendencias son las que pueden provocar que haya personas de primera, de segunda y de tercera. Lo que tenemos nosotros que hacer es intentar evitar esto. De manera muy tranquila y de manera muy sencilla. Desde nuestro entorno más cercano. Haciendo sentir al que está cerca parte de la sociedad. En la medida que todos y todas nos sintamos parte de la sociedad que vivimos y hagamos que los que nos rodean se sientan igual, será mucho más fácil que las personas refugiadas se sientan acogidas.